Hoy es el día, el momento es ahora, de ser un verdadero componente en la educación, es decir, realmente tener trascendencia en el papel que cada quien juega dentro de la educación, ya sea docente o estudiante, es importante reconocer lo grandioso de ser un inmenso curioso, así es, un curioso, pero por qué un curioso, porque la curiosidad es un estado mental, donde se da apertura a todo lo exterior o interior, es más, en la curiosidad reside el aprendizaje, y para probarlo, a continuación unas cuantas curiosidades que te harán reflexionar curioseando… ¿Quién es dios?, ¿Por qué tengo ese nombre?, ¿Para qué estudiar?, entre otras preguntas que conllevan a profundizar en temas de interés.
Las personas curiosas, constantemente están preguntado, cuestionando e interrogando, y es así como se llega al origen y comprensión de tantas cosas, hasta el punto de que sin la curiosidad sencillamente no existe la interrogación y la relación con distintos temas, de allí que se asegure, que “vivir en curiosidad, es vivir aprendiendo” vale la pena entonces, ser como un niño al que ni con las respuestas más simples o más complejas se le saciará la sed de saber y preguntar todo aquello que le cautiva, y por ende atrae su atención, he ahí una actitud que debe adherirse a la vida educativa.
El ser humano, necesita de la novedad y el cambio en su que hacer diario, ya que aunque no lo crean, le es fascinante vivir descubriendo cosas que nunca antes había experimentado, hecho que deviene posterior a una pregunta, o lo que es igual a una curiosidad, la misma que aparece para terminar con lo tedioso, trillado, y desesperante de un tema en la vida de cualquier persona, siendo inevitable el deseo de explorar y la emoción por lo incierto de aquello que está en inquietud, incluso viviendo la incertidumbre de seguir divagando por lo que ya esta seguro, es decir, ya se conoce o la tensión de sumergirse en temas desconocidos, muchas veces limitados por el miedo a errar, pero que sólo ameritan educar la curiosidad.
Es indispensable tener la energía, el valor, la pasión y la motivación para seguir el instinto, que induce un cuestionamiento, para así, direccionar la vida en general, pero especialmente educativa, hacia un curso investigativo que se fundamente en una curiosidad que va desarrollándose hasta formar quizás un trabajo de investigación, que da valor a todas las interrogantes que se presentan en lo más interno del ser, y que además alimenta la capacidad de curiosidad y de sorprenderse que debería tener el docente, y su vez el estudiante, siendo útil educar la curiosidad, en qué sentido, en el que permite la intensidad, inspiración, estimulo, en la educación, para que cada una de sus etapas sea provechosa al ser humano, rompiendo fronteras, y abriendo la mente a no sólo lo previsto, sino mejor aun a lo imprevisto.
Finalmente se expresa el valor de la curiosidad como motor que abre paso al aprendizaje, y que tan sólo pretende del ser humano, el atreverse, pues atreverse a el deseo, la inquietud, la alerta, desasosiego e incluso el aburrimiento ya que, ahí se genera una curiosidad, y por ende una interrogante, que brinda al educador y los estudiantes, la satisfacción de lo inesperado, el riesgo, el descubrimiento, pero sobre todo la seguridad de que habrá un fruto en base a la experiencia de “vivir en curiosidad, y vivir aprendiendo”
Autora: Marialaura Alvarado.
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